miércoles, 14 de septiembre de 2011

Una lágrima en el mar Cap 17

-Eras tú. -Susurré contra sus labios.
El no dijo nada, tan solo me miraba fijamente.
Un escalofrío me despertó de mi ensoñación, sin tan siquiera hablar, me levanté mojada de pies a cabeza y salí de allí corriendo mientras podía sentir la mirada de Alex clavada en mí en todo momento.
¿Cómo había podido estar tan ciega? Era el. Siempre había sido él. No fue hasta que saltaron las chispas cuando me di cuenta de que Alex fue el chico al que besé en la fiesta. No era una certeza, era el presentimiento más grande que jamás había tenido. Todo en mi interior estaba alerta en aquel momento.
Corrí hacía la residencia y me encerré en mi habitación. Me derrumbé sobre el suelo con la cara enterrada entre mis rodillas. Ahora no podía hacer más que arrepentirme y preguntarme porque había hecho aquella tontería de echar a correr. “Tonta, tonta, tonta”. Aquello era culpa mía, nunca debí haber dejado que Alex me besara, pero ni siquiera sabía cómo había llegado a aquella situación, el momento en que todo había ocurrido era totalmente desconocido para mí, aunque no podía negar que mientras el beso había durado mi mente y mi cuerpo pedían más y más…
Jamás debí haber aceptado ir con él a aquel precioso lugar.
Me obligué a levantarme e ir hacia la ducha donde, tras veinte minutos de agua caliente, decidí que ya era suficiente. Me vestí con unos sencillos pantalones cortos y una camisa blanca. En ese momento, Kate entró por la puerta y se tumbó directamente en su cama. Llevaba unos días actuando de un modo extraño y apostaba lo que fuera a que todo se debía a aquel misterioso chico.
Kate emitió un profundo suspiro de esos que nunca pensé que oiría en ningún lugar que no fuera una comedia romántica en el cine, lo que me hizo sentir aún más curiosidad por su vida privada.
-¿Qué hay, Kate?
Ella me ignoró por completo, mordiéndose el labio mientras yo supuse que se estaría adentrando más y más en sus pensamientos con los ojos puestos en ninguna parte.
-¡Eh! ¡Kate!
Ella sacudió la cabeza al instante y me miró por primera vez desde que entró en la habitación.
-Oh, Becca. ¿Cuánto tiempo llevas aquí? No te había visto…
-¿Quién es él?
Kate se ruborizó.
-¿Quién es quién?
-No te hagas la tonta.  Me refiero al chico por el que suspiras.
Volvió la cabeza hacía la puerta, evitando mirarme.
-¿Nunca has sentido esa sensación de ser invisible a los ojos de alguien?- dijo finalmente.
La miré sin comprender y ella me devolvió la mirada, sonriendo ligeramente.
-Ya te lo explicaré más tarde, tengo que irme. Adiós. –Y se fue por donde minutos atrás había aparecido.
En un acto involuntario, giré la cabeza hacia la ventana que daba al patio justo a tiempo de ver como alguien hacía señas con la mano en mi dirección.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Una lágrima en el mar Cap 16

Kate volvió a encaminarse hacia la salida con aire decidido y sin mirar hacia atrás. Realmente odiaba cuando se iba así, sin más. Volví la vista hacia la mesa donde minutos antes había estado hablando con James acerca del tema de sus estudios. ¿Porque me empeñaba tanto en averiguarlo?
Salí por la puerta acompañada de Stella y fuimos directas a la sala de ocio.
Cuando por fin encontramos un par de sitios vacíos entre toda aquella masa de estudiantes reconocí una figura conocida a lo lejos. Me levanté convencida de que Stella volvía a estar sumergida en el interior de un libro y me acerqué.
Cuando Alex me reconoció, dio la impresión de haber encontrado lo que buscaba.
-Alex! -Dije, con una sonrisa. -¿Que haces tu aquí?
El me agarró de la mano y tiró de mi hacía la puerta, sonriendo.
-Vengo a sacarte de aquí.
Lo miré sin comprender del todo la razón de su presencia en la universidad, pero lo seguí igualmente hasta la calle.
-¿Que pasa con Stella?
-¿Con quien? -dijo, con clara confusión en sus palabras.
-Stella, mi amiga, la que estaba a mi lado. No puedo dejarla sola.
-¿La que estaba leyendo?No creo que se de cuenta de tu ausencia. -Dijo, sonriendo.
En cierto modo tenia razón.
El empezó a caminar y yo apresuré el paso hasta colocarme a su altura.
-¿Adonde vamos?
-Deja de hacer preguntas y camina.
-No puedo dejar de hacer preguntas si tu no me cuentas nada.
-Es un lugar que quiero enseñarte. -Dijo mientras se le escapaba una pequeña sonrisa.
-¿En serio?¿Está muy lejos?
-¿Quieres dejar de preguntar? -dijo, riendo entre dientes.
-Vale -Dije, sonriendo con algo de curiosidad.
Cuando me di cuenta, la gente que antes nos rodeaba había desaparecido totalmente y solo quedaba un bosque con arboles por todas partes. Seguimos andando un buen tramo del bosque hasta que Alex se detuvo.
-Mira ahora.
Le hice caso y me quede sin aliento al ver el paisaje que se cernía ante mi. Era un pequeño claro con flores por todas partes y una gran cascada al frente. Todo transmitía una inmensa tranquilidad que me inundó desde el primer momento.
-¿Que?¿Te gusta?
-¿Que si me gusta?-se me escapó una risita. -¡Me encanta!- exclamé y corrí hacia la cascada para verla desde un ángulo más cercano.
-Sabía que te gustaría. -Dijo, aproximándose a mi.
Me fije en a pequeña laguna que rodeaba la cascada y miré mi reflejo en ella cuando oí un fuerte ruido que provenía del agua.Cuando me fijé más vi que Alex se había tirado al agua sin camiseta y solo con las bermudas.
-¿Te has vuelto loco? -Le grité.
El ignoro mi pregunta y dijo:
-El agua está muy buena. -Dijo riendo. -Vamos, métete.
Negué con la cabeza.
-Tu misma-dijo y empezó a nadar y bucear.
Entendí que intentaba darme envidia, y estaba funcionando. Sin pensármelo dos veces, corrí hacia el agua con toda la ropa puesta y me lancé de lleno en la laguna.
Cuando estuve en la superficie, oí a Alex hablar.
-Por un momento realmente pensé que no te ibas a meter en el agua. -Rió entre dientes.
-Por un momento yo también lo pensé. -Dije sonriendo.
En un segundo el alzo las manos y me hizo una aguadilla. Enseguida empecé a mover rápido los brazos como si no pudiera salir a la superficie, el me agarró de la cintura y me sacó hacia arriba. Aprovechando ese momento lo agarré de los hombros y le devolví la aguadilla.
-Eh! Eso es trampa!

Nos entretuvimos jugando durante un buen rato hasta que comencé a notar el frío calando entre mi ropa y salí    
a tumbarme en la hierba. Alex salió del agua y se sentó a mi lado mientras yo me incorporaba despacio. Podía ver perfectamente la puesta de sol desde aquel punto.
Solo había silencio en aquel bosque.
No se cómo pasó, ni siquiera sé cuando. Solo sabía que en un momento los labios de Alex se habían posado sobre los míos y lo único que podía sentir aparte de ese beso eran las chispas volando a mi alrededor.