sábado, 30 de abril de 2011

Una lágrima en el mar Cap 11

No encontré a Stella hasta que no miré en la cafetería, el último lugar en el que la buscaría. Estaba sentada en una mesa junto a la ventana ojeando distraídamente un grueso libro con pinta de entretenido.
Me acerqué a ella sigilosamente por su espalda.
-Hola, Stella. –Dije una vez junto a ella y con una mano en su hombro.
Ella dio un brinco que confirmaba que acababa de asustarla.
-Dios, Beca, ¿nadie te ha enseñado nunca a no acercarte a la gente por detrás?
-Ups, fallo mío. –Bromeé. -¿Qué lees?
-Un libro. –Afirmó, como si aquella fuera  la respuesta más clara y extensa del mundo.
-Un libro sobre… -dije.
-Ángeles, demonios, y una chica humana.
- -Mmm… ¿amor prohibido?- pregunté, intentando averiguar más detalles.
Ella levantó el libro y pude observar que se trataba de un ejemplar de “Oscuros” de Lauren Kate.
-Sí, se podría decir que sí. –Dijo, con una sonrisa en su rostro. – ¿Qué estás haciendo aquí de todas formas? Creí que harías como todo el mundo y aprovecharías la mañana para dormir.
-Soy incapaz de permanecer en la cama todo el día, necesito moverme.
-Eres la primera adolescente a la que le oigo decir eso. –Dijo, riendo entre dientes.
-Bueno, tú tampoco pareces de esas personas que estarían dispuestas a pasarse todo un día en la cama. –Dije, haciendo referencia al hecho de que estaba a las 12 de la mañana en la cafetería, con un café y un libro.
-¿Y cómo sabes que no son simplemente nervios?
-Pues no lo sé, la verdad, pero no pareces de esa clase de personas.
Ella rió.
-Bueno, voy a conseguir algo para desayunar. – Dije, recordando el hambre que tenía en ese momento.
Stella asintió con la cabeza y yo me dirigí hacia el mostrador y cogí un café con leche.  Regresé junto a Stella y comencé a tomar mi café cuando ella abrió mucho los ojos y dijo:
-Beca, acabo de recordar que me he olvidado algo en mi cuarto, lo siento, tengo que irme.
Dicho esto, agarró su libro y dejando a medias su café, salió corriendo por la puerta de la cafetería.
Suspiré pensando en que me había quedado sola. Y así fue durante un cuarto de hora. Ya que después de la inesperada marcha de Stella hacia afuera de la cafetería, alguien se acercó a mí.
-¿Te han dejado sola? –preguntó una voz masculina.
Alcé la vista para encontrar a James justo en frente mía.
-Oh, hola James. –Sonreí. –Sí, me han dejado sola. Siéntate si quieres.
Él se sentó en la silla que minutos antes había sido ocupada por Stella.
-¿Vas a ir a las orientación de esta tarde? –pregunté, intentando sacar algún tema de conversación.
-No, la orientación es sólo para los alumnos que cursan aquí su primer año. Este es mi segundo año, así que no tengo porque asistir.
-¿Qué estudias?
-Preguntas mucho, para ser una novata. –Dijo, con una sonrisa burlona en el rostro.
-Pregunto precisamente porque soy una novata.- Dije, sonriendo.
James se recostó en su asiento.
-Adivínalo.
-¿Qué?
-Me refiero a que si quieres saber qué es lo que estudio, adivínalo.
Y acto seguido, se levantó y se marchó. Quedándome sola una vez más en aquella mesa de la cafetería.


Bueno, pues que había estado ya demasiado tiempo sin subir ningún cap, así que hoy os subo también este. Espero que os guste.
Os quieroop
Laura

Una lágrima en el mar Cap 10

Alex parecía tener una expresión divertida en el rostro.
-Entiendo – dijo. – ¿De cualquier modo, no sería hoy la orientación de la Universidad?
-No es hasta esta tarde – dije. – Y no podía quedarme todo el día encerrada allí, soy humana, necesito aire de vez en cuando.
Alex sonrió al tiempo que tomaba una curva y se detenía frente a un discreto y lujoso coche de color negro.  El, al ver la expresión de mi cara, dijo:
-Adelante, entra, que no muerde.
-¿Estás seguro? – pregunté, bromeando.
-Bueno, por el momento no he recibido ninguna denuncia ni nada por el estilo, así que se podría decir que es un buen coche.
No pude evitar una sonrisa ante su comentario.  Abrí la puerta del copiloto y me introduje en aquel coche al mismo tiempo que Alex imitaba mi acción. Nunca antes había visto un coche como aquel.
-¿De dónde has sacado este coche? – pregunté, sin poder evitarlo.
-Supongo que del concesionario. – Respondió Alex sin vacilar.
-¿Enserio? Realmente, pensaba que lo habías comprado en el supermercado de la esquina o en alguna tienda así como de esas de  todo a un dólar.
Era agradable bromear con Alex. Era bueno encontrar a una persona que no es de aquellas que se ofenden con demasiada facilidad.  A pesar de su intachable aspecto de niño rico y del coche caro y todo lo demás, Alex se alejaba con creces del prototipo de adolescente californiano.
-A la Universidad entonces ¿no? – inquirió Alex.
-Sí, a la universidad.
El coche se puso en marcha  de manera silenciosa y elegante.  El trayecto permaneció en silencio con Alex concentrado al volante y yo observando atentamente a través de la ventanilla. Pude comprender que el pequeño viaje había llegado a su fin cuando el coche se paró frente a las puertas de la universidad y Alex soltó el volante.
-Hemos llegado.
-Sí. – salí del coche y susurré a Alex un gracias al cual respondió con una sonrisa.
-Hasta luego entonces. –Dijo el, arrancando el coche. –Nos vemos.
Y se marchó.
Inmediatamente recordé mi camiseta llena de chocolate y café y subí corriendo hasta llegar a mi cuarto. Cogí una camiseta limpia del armario ya colocado y cuando ya me la había cambiado, arrojé la otra a un lado de la cama. Recorrí los pasillos del edificio  decidí ir en busca de Stella.


Bueno, sé que no es muy largo, y tambien sé  que probablemente estoi tardando más de lo que deberia. pero es lo que tiene pasarse toda la semana santa estudiando y sin tiempo...
Os amuuhh!!!
Gracias por leer
Laura